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Montañas Dolomitas, Italia. Fotografía por Charles F. Stanley.
Meditación diaria

El fundamento de una fe inquebrantable

Jesucristo es nuestra ancla para todas las tormentas de la vida, y siempre lo será.

13 de julio de 2024

Hebreos 13.8

En nuestro mundo siempre cambiante las amistades se distancian, las familias se mudan y la tecnología avanza. Si buscamos seguridad en las personas, la posición o las cosas que tenemos, terminaremos decepcionados. Sin embargo, todos necesitamos un lugar al que recurrir en las tormentas de la vida. La única y verdadera ancla para nuestra alma es Cristo, quien nunca cambia. Para encontrar consuelo en Él, debemos aprender quién es y cómo actúa. Hoy exploraremos algunos detalles de su vida y su carácter.

Juan 1.1 revela que el Señor Jesús era Dios desde el principio. Nació de una virgen, vivió 33 años en la Tierra, fue crucificado y resucitó al tercer día. Él es el camino, la verdad y la vida: el Cristo, el Hijo de Dios viviente (Jn 14.6; Mt 16.16). Nuestro Señor cumplió innumerables profecías del Antiguo Testamento, como Isaías 53. Al igual que nosotros, tiene sentimientos: lloró por quienes sufrían y se enojó cuando usaron mal el templo. Y lo que es más importante, su resurrección venció la muerte, y sigue vivo hoy.

El misericordioso, amoroso, compasivo y santo Señor Jesús que conocemos en la Biblia es el mismo Mesías al que podemos aferrarnos hoy. Las circunstancias difíciles son inevitables. Prepárese para ellas aprendiendo que Él es el único Refugio verdadero y la Roca que no cambiará. ¡Qué Salvador tan maravilloso!

Biblia en un año: PROVERBIOS 19-21

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