Para el creyente, el desánimo puede venir de muchas formas, pero Satanás suele ser el instigador. Él quiere que mantengamos nuestro enfoque en las cosas negativas, en vez de Dios.
La idea de que no podemos agradar al Señor es un tipo de desánimo espiritual muy sutil. Si usted tuviera que escribir todo lo que pensaba que debía hacer para agradar a Dios, ¿cuánto tiempo tardaría en tener la lista completa? Podría pensar que debería leer más la Biblia, orar más, dar más, testificar más. Es probable que todos pudiéramos llenar las dos caras de la hoja. Pero luego nos daríamos cuenta de que es imposible realizar siempre todas las tareas de la lista. Esa es la trampa. Lo que agrada al Señor es nuestra obediencia, no nuestra adhesión a una larga lista de tareas.
Otra fuente de desánimo es la oración sin respuesta. Dios no siempre responde de la manera que desearíamos o en el momento que preferiríamos. Cuando eso sucede, es posible que queramos renunciar a la oración o incluso al Señor mismo.
La próxima vez que usted se sienta desanimado, diríjase a Dios y dele gracias por estar con usted en medio del desánimo; acepte que Él tiene el control de su vida; y reconozca que le ama y que está usando las circunstancias para bien.
Biblia en un año: Éxodo 28-30