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Iceberg y glaciar, Antártida. Fotografía por Charles F. Stanley.
Meditación diaria

El costo de la falta de oración

Dios nos invita a poner nuestras cargas en sus manos.

28 de marzo de 2025

Isaías 40.28-31

Dios quiere que hablemos con Él acerca de todo. De hecho, Cristo dice que pidamos, busquemos y llamemos (Mt 7.7, 8), asegurándonos que Dios está listo y dispuesto a responder. Pero, a veces, algunos perdemos la costumbre de comunicarnos con nuestro Padre, excepto en casos de emergencia.

Abandonar la oración es costoso para nuestro bienestar. Quienes no dedican tiempo cada día a Dios tienen luchas con el cansancio, el desánimo y la duda. Hoy nos centraremos en el primer aspecto: el cansancio.

Ciertas situaciones son cargas que tienen un costo emocional, físico y espiritual. Esos momentos de decaimiento pueden agotarnos si tratamos de soportarlos solos. Pero el Señor no pretende que ese peso recaiga sobre nuestros hombros. De hecho, la Palabra de Dios nos dice que echemos esas cargas sobre Él (Sal 55.22). “Bendito sea el Señor, que cada día lleva nuestra carga”, clama David en Salmo 68.19 (LBLA). Recuerde que es Dios quien hace todo el trabajo para permitir las circunstancias.

Llevar a cuestas nuestras preocupaciones y afanes es agotador porque no estamos hechos para semejantes cargas. Imagínese los hombros de Cristo por encima de los suyos, cargando sus problemas. La carga no desaparece, pero se siente más ligera.

BIBLIA EN UN AÑO: 1 SAMUEL 15-16

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