En el pasaje de hoy, el apóstol Pablo habla del amor y su preeminencia sobre las lenguas, el conocimiento, la generosidad y el sacrificio (1 Co 13.1-3). Luego describe la naturaleza del amor bíblico, que es paciente, bondadoso, humilde y amable (1 Co 13.4-7).
Sin embargo, practicar este tipo de amor no siempre es fácil. Una razón es que no surge de manera natural. El amor cristiano puro pone a los demás primero que a nosotros mismos, incluso cuando nuestras inclinaciones humanas claman por tomar la posición más alta para nosotros (1 Co 13.5). Un segundo desafío es sentirse tentado a no ser cordiales hasta que otros se disculpen o cambien su comportamiento. Por lo general, recordamos el agravio mucho después de que haya ocurrido. Pero eso no es lo que hizo Cristo: Nos amó siendo aún pecadores (Lc 23, 34).
Estamos llamados a amar tanto al Señor como a las personas que nos rodean (Mr 12.30, 31). Hemos recibido al Espíritu Santo, quien nos ayudará a aprender cómo interesarnos profundamente por los demás. Experimentar el amor del Padre y demostrarlo a quienes nos rodean debe ser una de las mayores alegrías en la vida de un creyente. Tómese el tiempo para memorizar los atributos del amor bíblico del pasaje de hoy, y busque maneras de practicarlos en sus relaciones.
BIBLIA EN UN AÑO: NÚMEROS 17-19