El libro de Rut comienza con muerte: Noemí pierde a su esposo y a sus hijos, y sus nueras Rut y Orfa quedan viudas. Aunque Rut es una moabita que podría regresar fácilmente a su familia de origen, elige quedarse con su suegra, adoptando la fe de Noemí en Dios como propia.
Rut y Noemí van a Belén, la ciudad natal de su suegra, donde la fe en la provisión de Dios lleva a Rut a un campo de cebada como espigadora. En una historia que solo Dios podría escribir, el dueño del campo es Booz, el pariente de Noemí que puede restaurar la línea familiar. Por medio de este “pariente-redentor”, Dios muestra su extraordinario poder para proveer.
Esto también puede ser cierto para nosotros, incluso cuando nuestra vida se ve muy diferente de la que habíamos imaginado. Aunque el libro de Rut comienza con muerte, termina con vida, con el nacimiento de su hijo Obed.
La historia de Rut nos enseña que incluso si experimentamos una pérdida, Dios es fiel para transformar nuestras circunstancias en una nueva historia que cuenta de su bondad. Él puede redimir todas las cosas, aun la muerte. Siglos más tarde, nacería en Belén otro descendiente de Rut y Booz: el Señor Jesús, que nos redimió de la tumba al dar su vida en la cruz.
Biblia en un año: DEUTERONOMIO 28-30