Dios es bueno y tiene el control de todo. Pero eso no significa que no sucederán cosas malas, pues las pruebas a menudo llevan a las personas al Señor. Y para aquellos de nosotros que ya somos sus seguidores, Dios utiliza las circunstancias difíciles para aumentar nuestra fe y conformarnos a su imagen.
En su omnisciencia y sabiduría, Dios permitirá que las pruebas toquen nuestra vida para que podamos crecer a partir de la experiencia. El crecimiento, ya sea en compasión, confianza o conocimiento, es bueno. Si pudiéramos echar un vistazo tras bastidores de nuestras circunstancias, veríamos al Señor obrando con soberanía hacia su propósito final.
Romanos 8.28 afirma que “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. En algunas ocasiones, vemos resultados positivos inmediatos de las pruebas. Pero otras veces, debemos esperar meses o años (o hasta llegar al cielo) para comprender por completo lo que Dios estaba haciendo.
El sufrimiento y el mal son inevitables en un mundo caído. Pero podemos estar seguros de que cuando Dios permite que sucedan cosas malas, continuará brindándonos consuelo y guía mientras nos transforma en las personas que Él quiere que seamos.
Biblia en un año: JEREMÍAS 28-30