En la escuela primaria, aprendimos a restar: quitas y tienes menos de lo que tenías al empezar. Sin embargo, contrario a las leyes de las matemáticas, Dios nos dice que cuando somos generosos, recibiremos bendiciones. Lucas 6.38 lo expresa así: “Dad, y se os dará... porque con la medida con que medís, os volverán a medir”.
El plan de Dios para dar requiere que dependamos de su visión, no de nuestra lógica. Esta nos dice que examinemos la cuenta bancaria antes de decidir cuánto dar. Pero la Biblia afirma que toda riqueza le pertenece al Señor y que debemos devolverle las primicias de nuestro trabajo (Dt 10.14; 18.4, 5). Cuando obedecemos, confiamos en que Él proveerá y cuidará de nosotros. Y aunque Dios no siempre provee de la manera que esperamos o deseamos, podemos confiar en que Él saciará nuestras necesidades y nos bendecirá de la mejor manera que disponga.
El Señor entiende nuestras finanzas y proveerá para nosotros, incluso en tiempos difíciles. La iglesia en Macedonia, por ejemplo, dio generosamente incluso en momentos de aflicción (2 Co 8.2). Y a pesar de sus pruebas, conocieron gran gozo.
Pregúntele a Dios qué le gustaría que usted le diera. Ore por la determinación de obedecer, y luego espere con ansias las bendiciones que recibirá de Él.
BIBLIA EN UN AÑO: ÉXODO 1-3