Ayer hablamos de los peligros ocultos de la inseguridad y algunos pasos para superarla. Pero tener un sentido de seguridad es más que desarrollar la autoestima. Cristo es nuestra verdadera fuente de fortaleza y confianza. Si intentamos vencer nuestra inseguridad sin Él, tan solo la estaremos enmascarando.
El modo en que nos vemos no es necesariamente como somos en realidad. En cambio, tenemos que preguntarle al Señor cómo nos ve Él. Para cambiar nuestro enfoque de nosotros mismos, debemos sumergirnos en la Palabra de Dios. La Biblia es tan poderosa que cuando leemos lo que el Señor dice sobre nosotros, nuestro pensamiento comienza a cambiar.
Para continuar el proceso, concéntrese en las cualidades positivas que posee, en lo que le hacen único y maravilloso. Tome una hoja de papel en blanco y pídale al Señor que le guíe para escribir una evaluación sincera. Pero tenga cuidado de no compararse con otros. Nadie es como usted, por lo que no tiene sentido hacer comparaciones. Se sorprenderá de lo que Dios le muestre. Recuerde que fue hecho de manera formidable y maravillosa (Sal 139.14). Él le creó con un propósito único, y quiere que confíe en Él como la fuente de su identidad y seguridad.
BIBLIA EN UN AÑO: ÉXODO 34-35
