El valor que le damos a algo determina cómo lo tratamos. Por ejemplo, es probable que usted no le diera mucha importancia a una vieja caja de zapatos. Pero si alguien pusiera 10.000 dólares dentro de ella, la preservaría. Del mismo modo, una vez que nos damos cuenta del valor de la Biblia, ya no la leemos por obligación. He aquí seis recomendaciones que Dios nos da a la hora de leer su “manual de instrucciones para la vida”.
- Acuda a ella a diario con ansiosa expectativa por lo que el Señor le revelará.
- Medite en la Palabra para absorber su significado e implicaciones.
- Estudie la verdad de Dios. Hay una variedad de maneras de hacerlo. Por ejemplo, utilizando una concordancia o un buscador electrónico, siga una palabra específica a través del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento.
- Crea lo que dice el Señor.
- Obedezca. En otras palabras, aplique lo que lea a su situación.
- Comparta lo que aprenda. Esto motivará a los demás e implantará profundamente la lección en su corazón.
La Biblia es la verdad viva que protege y dirige, penetra y alienta. De ella aprendemos a ser salvos. Si entendemos su valor, nuestra interacción con ella lo demostrará.
Biblia en un año: Zacarías 6-10