El proceso para aplicar los principios bíblicos a menudo se malinterpreta. No es simplemente tres pasos: escuchar, creer, aplicar. También debemos explorar y descubrir antes de actuar.
Explorar un principio bíblico significa estudiar las Sagradas Escrituras para entender cuál es el contexto circundante, qué significa la lección para su vida y qué revela sobre Dios. Además, debemos considerar cómo se relaciona todo esto con el resto de la Biblia. Profundizar en la Palabra de Dios ablanda nuestros corazones y mentes para que la nueva doctrina quede plantada profundamente.
A medida que nos adentramos más en las Sagradas Escrituras, el nuevo concepto surge de las páginas y se vuelve real para nosotros. Descubrimos cómo funciona el principio y cómo aplicarlo a nuestra vida. Al hacerlo, la rica verdad de Dios se convierte en nuestra. Cuanto más asimilemos en nuestro corazón y en nuestra mente, mejor puede impactarnos en lo más profundo.
Un creyente que tiene poco que decir sobre la obra de Dios en su vida probablemente no está aplicando las Sagradas Escrituras. El simple hecho de oír y creer no hace suyo un concepto (Stg 1.22-25). Un principio es suyo cuando explora la verdad, descubre su lugar en su vida y lo aplica.
Biblia en un año: HECHOS 18-20