El deseo del Señor es que andemos por fe. Sin embargo, todos tenemos áreas en la vida donde nos resulta difícil confiar en Él.
Felizmente, nuestro Padre celestial es paciente y misericordioso. Su Palabra enseña con toda claridad que la santificación es el proceso de hacernos santos, no solo el resultado final. Los niños son una gran ilustración de cómo funciona esto. Cuando los niños aprenden a caminar, comienzan por agarrarse de algo, ponerse de pie y luego dar un paso. Al comienzo, inevitablemente se caen, momento en el cual les ayudamos a levantarse para que puedan seguir avanzando. Del mismo modo, Dios nos muestra cómo vivir de acuerdo con nuestra fe en Él, pero cometeremos errores. Caer y levantarse de nuevo es parte del proceso de aprendizaje (Jn 21.15-17).
El Espíritu Santo nos enseña, pero nuestra responsabilidad es estudiar la Biblia para conocer la naturaleza de Dios y conocer sus promesas. A medida que hacemos estas cosas, nuestra confianza en el Señor crece y nos apoyamos más en Él.
Piense en las respuestas, acciones y decisiones que ha tomado en los últimos días. ¿Cuántas de ellas fueron guiadas por el Espíritu? Vivir basado en la confianza en Cristo requiere fe y acción. A medida que permita que Él le guíe, su fe aumentará.
BIBLIA EN UN AÑO: 1 PEDRO 1-5