Para sacarle el máximo provecho a este devocional, lea los pasajes a los que se hacen referencia.
¿Alguna vez se ha sentido decepcionado de la vida? Cuando eso sucede, en lugar de comenzar a buscar maneras de resolver nuestros problemas, es mejor afligirnos primero por lo que hemos perdido.
Consideremos, por ejemplo, al pueblo hebreo, cuya situación cambió de manera drástica cuando un nuevo faraón llegó al poder. Bajo la dura opresión de la esclavitud, “clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre” (Ex 2.23). Lejos de ser indiferente, el Señor escuchó su lamento (Ex 3.7-9) y liberó a su pueblo con impresionantes demostraciones de poder.
De manera similar, estamos invitados a traerle nuestras aflicciones al Señor (Sal 56.8). Él no se decepciona cuando le hablamos de nuestras frustraciones; pues eso le permite ser parte de nuestro dolor y sanarlo. Lo importante es permanecer conectados con Dios, sin importar lo que estemos sintiendo.
PIENSE EN ESTO
- Es mejor expresarle nuestros sentimientos negativos al Señor que no expresarle ninguno en absoluto. ¿De qué le gustaría hablarle hoy a Dios?
Biblia en un año: Levítico 24-25