El trabajo de Dios es creativo. Hizo el cielo, la Tierra y todas las criaturas vivientes. Formó a Adán y Eva a su imagen y nos entretejió en el vientre de nuestra madre. Su obra es también poderosa. Por medio de su Hijo, nos reconcilió consigo y nos adoptó en su familia. La obra de Dios continúa, y Cristo es quien mantiene unidas todas las cosas (Col 1.17).
Para reconocer la obra de Dios, necesitamos orar de manera activa y persistente. Las oraciones centradas en Cristo enfocan nuestra atención en el Señor. Entonces podemos identificar mejor sus acciones y ver cómo podemos unirnos a Él en su obra.
El Padre celestial quiere que nuestro corazón y nuestra mente se rindan a su voluntad. Una actitud de sumisión nos prepara para escuchar y obedecer. Concentrarnos en la Palabra de Dios despejará nuestra mente y nos ayudará a entender lo que Él está haciendo. Cuando combinamos estas disciplinas con discernimiento y paciencia, nos habremos posicionado para descubrir cómo está obrando Dios en nuestra vida y en nuestro mundo.
Dios sigue trabajando hoy. Pídale que le abra los ojos para ver cómo está obrando a su alrededor.
BIBLIA EN UN AÑO: 1 SAMUEL 1-3