Saltar al contenido principal

Del corazón del pastor

¿Tiene amistades que enriquezcan su vida y le llenen de gratitud?

¿Por qué está agradecido el día de hoy?

Como mínimo, podemos dar gracias a Dios por los alimentos de cada día y por el techo bajo el que vivimos. Y es muy probable que pueda mencionar muchos otros motivos al “contar sus bendiciones”.

Las bendiciones de Dios no deben ser menospreciadas, aunque a menudo tengamos que aprender a reconocerlas.

Una de estas bendiciones es la compañía.

Cuando estaba en la universidad, conocí a alguien que entendía lo que se necesita para ser un amigo dedicado. Se pasaba por allí y me preguntaba si quería comer con él o si podía hacer algo por mí. Aunque me negara, seguía visitándome.

Con el tiempo nos convertimos en amigos, y en verdad valoré su persistencia. Me enseñó lo que en realidad significa ser un amigo, lo cual ha sido una bendición por el resto de mi vida.

¿Tiene amistades que enriquezcan su vida y le llenen de gratitud?

En la era de las redes sociales, la gente tiene más “amigos” que nunca. Pero ¿qué hay de los compañeros leales que le conocen muy de cerca y están a su lado en los buenos y en los malos momentos? Todos necesitamos este tipo de amistad, pero las relaciones estrechas son más difíciles de encontrar en estos tiempos.

Dios nos creó como seres con la capacidad de relacionarnos para que pudiéramos interactuar con Él y con los demás.

Por eso, después de crear a Adán, creó a Eva, diciendo: “No es bueno que el hombre esté solo” (Gn 2.18). A lo largo de las Sagradas Escrituras hay ejemplos de amistad: Moisés y Aarón, David y Jonatán, Daniel y sus amigos Sadrac, Mesac y Abed-nego. El Señor eligió a doce hombres para que fueran sus discípulos, y tres de ellos fueron sus amigos más cercanos: Pedro, Santiago y Juan.

El Señor no quiere que usted ande solo por la vida.

Si siente un vacío en esta área de su vida, me gustaría ayudarle.

En primer lugar, nuestros amigos íntimos suelen ser pocos. Y las amistades no surgen de forma automática; requieren tiempo, esfuerzo y desinterés.

También existe un riesgo emocional, ya que en algún momento uno puede ser herido por un amigo. Pero eso no debe impedirle encontrar un compañero de confianza y cultivar una relación que los satisfaga a ambos.

La construcción de una amistad duradera requiere una buena base.

Los intereses mutuos son el punto de partida en la amistad, pero el más importante es la relación con Jesucristo como Salvador.

Aunque no debemos aislarnos de quienes no sean cristianos, estos no serán siempre nuestros mejores amigos porque sus valores, deseos y creencias pueden ser contrarios a los nuestros. La Biblia advierte que cuando la compañía no es la adecuada, “las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres” (1 Co 15.33).

Necesitamos amigos que nos acerquen al Señor, no que nos alejen de Él.

El segundo bloque de construcción es una relación regida por principios bíblicos.

Una de las razones por las que las amistades se desmoronan es que las personas no se tratan entre sí como lo dice la Palabra de Dios. Hay que ser un amigo, y tener un amigo, que sea paciente, amable, humilde, desinteresado y que perdone; que no guarde rencores, que no tenga celos, que no se enoje con facilidad, ni que actúe de manera indebida (1 Co 13.4, 5).

Filipenses 2.4 nos recuerda que debemos velar por los intereses de la otra persona más que por los nuestros.

Si entramos en una relación por necesidad, pronto se desequilibrará porque nos apoyaremos con frecuencia en nuestro amigo para satisfacer nuestras propias necesidades. Eso es agotador para la otra persona y a lo mejor la alejará.

Dios quiere que en última instancia nos apoyemos en Él, no en otro ser humano, porque solo Él es suficiente para satisfacer todas nuestras necesidades, ya sean físicas, materiales, emocionales o espirituales.

En tercer lugar, las relaciones duraderas se construyen sobre la mutua edificación espiritual.

Nos animamos unos a los otros en la fe, compartimos lo que hemos aprendido en la Palabra de Dios, hablamos del Señor y oramos por y con la otra persona. Cuando un compañero cercano pasa por un momento difícil, empatizamos con él y lo apoyamos, y si Dios bendice a nuestro amigo de alguna manera, seguro nos alegraremos (Ro 12.15). A veces, la edificación toma la forma de una reprimenda dada en un espíritu de humildad y gentileza (Ga 6.1).

En cuarto lugar, una relación íntima se basa en la transparencia mutua.

Es imposible cultivar una relación profunda cuando una de las partes se niega a abrirse. No se puede construir una amistad con alguien que ha construido un muro tan alto y ancho que nadie puede atravesarlo.

El apóstol Pablo tenía este problema con la iglesia de Corinto. Les había abierto su corazón, pero ellos eran muy reservados con él. Así que les suplicó que abrieran sus corazones en un intercambio similar (2 Co 6.11-13).

Experimentar todas las dimensiones de una buena amistad le hará estar bastante agradecido, tanto por la persona de quien se ha hecho amigo como por la bondad de Dios al unirlos.

Mi oración es que encuentre un amigo leal y confiable y que juntos crezcan en su relación con el Señor.

Seguir estas pautas bíblicas abrirá un camino hacia la satisfacción, la alegría y la plenitud. Ese amigo devoto podría convertirse en una de las más ricas bendiciones de Dios en su vida.

Con amor fraternal,

Charles F. Stanley

P.D. Me gustaría desearle un muy feliz Día de Acción de Gracias en el que celebre todo lo que Dios ha hecho. Sus bendiciones incluyen las increíbles riquezas de la salvación, junto con todo lo que Él nos da en la Tierra para suplir cada una de nuestras necesidades. ¡Qué Dios tan maravilloso tenemos!