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Del corazón del pastor

La verdad es la provisión de Dios para nuestra seguridad, estabilidad y bienestar.

Después de recibir a Jesucristo como mi Señor y Salvador, de verdad quería saber lo que la Biblia decía en cuanto a los problemas que yo estaba enfrentando, pero no sabía dónde buscar.

Entonces descubrí un tesoro al final de la Biblia grande de mi madre. Era una sección con varios temas impresos en negrita. Debajo de los títulos había una lista de versículos sobre cada tema.

Yo copiaba la lista y volvía a mi habitación para leerlos. En ese momento no sabía que ese listado se llamaba concordancia; solo me alegraba de poder encontrar la verdad que buscaba.
¿Le interesa la verdad?
A todos nos gustaría tener información precisa cuando se trata de asuntos políticos, médicos o económicos, pero ¿qué hay de la verdad espiritual? ¿Quiere saber lo que Dios dice acerca de Sí mismo, acerca de usted y del mundo que le rodea? ¿O no le interesa? ¿O está demasiado ocupado para averiguarlo?

Muchas personas hoy en día se conforman con vivir con medias verdades, que en realidad son

mentiras. Esto les sucede incluso a los cristianos fieles que no dejan de congregarse. Escuchan los sermones semana tras semana, pero los mensajes nunca calan en sus corazones, ni inciden en su comportamiento.

El apóstol Santiago dijo que este tipo de persona es un oyente de la Palabra, pero no un hacedor. Es como un hombre que se mira en un espejo y pronto olvida lo que ha visto (Stg 1.22-24). 

Hoy necesitamos creyentes que no se limiten a escuchar la verdad, sino que la incorporen a sus vidas para que permee todo lo que piensan y hacen.

Cuando el Señor Jesús oró por nosotros en Juan 17.17, dijo: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad”. Cuando Dios nos santifica, nos aparta para andar en sus caminos y en su voluntad. Este proceso va conectado en línea directa con la Biblia.

Una de las mejores ayudas que tenemos para vivir de manera consagrada es conocer y aplicar la verdad de las Sagradas Escrituras. Todo nuestro ser está involucrado: con nuestra mente aprendemos la verdad, con nuestro corazón la amamos y con nuestra voluntad la experimentamos en la vida diaria.

Antes de profundizar en cómo incorporar la verdad a nuestras vidas, consideremos por qué es necesaria.

La verdad es la protección de Dios.

Nuestra sociedad está llena de engaños porque este sistema mundial está gobernado por Satanás, quien es un mentiroso y el padre de mentira (Jn 8.44). Pero no tenemos por qué caer en sus falsedades si tenemos la verdad de la Palabra de Dios para refutar y vencer sus planes.

Cuando nos basemos en la Palabra de Dios, podremos evitar las trampas del enemigo.

La verdad es también la provisión de Dios para nuestra seguridad, estabilidad y bienestar.

Cuando lleguen las dudas y las ansiedades, ponga su mente en las promesas de Dios. Ellas sostendrán su alma en medio de las dificultades, le confortarán en las penas y le darán valor para enfrentar los desafíos de la vida. Pero si no conoce la verdad, será zarandeado como las olas del mar (Ef 4.13-15).

Ahora que sabe por qué es tan importante edificar la verdad en su vida, puede dar el primer paso: pedirle al Señor que le dé el deseo de conocer su verdad.

Puede estar seguro de que esto es justo lo que Dios quiere que haga, así que esta petición es una oración que Él responderá (1 Jn 5.14, 15). Pero tenga en cuenta que edificar la verdad en su vida no será una solución rápida. Es como cualquier proyecto de construcción: requiere tiempo y constancia.

Luego, debe poner ese deseo en acción buscando la verdad.
La manera más fácil que he encontrado para comenzar la búsqueda es identificar un punto de necesidad en su vida. Puede ser la superación del pecado, la necesidad de ayuda con un problema relacional, o algún otro asunto práctico.

Aquí es donde la concordancia de la que hablé antes resulta útil. Digamos que usted está luchando para perdonar a alguien. Busque ese tema y lea los pasajes bíblicos relacionados. ¿Qué dice la Biblia acerca del perdón de Dios hacia usted y su responsabilidad de perdonar a los demás? (Ef 4.32).

La verdad puede ser dolorosa, pero siempre es purificadora.

Ahora es el momento de aplicar lo que ha aprendido.

Recuerde que está edificando la verdad en su mente, pero el proceso no se queda ahí. Lo que aprende está destinado a influir en su manera de pensar, en lo que hace y en cómo se siente.

Por ejemplo, saber que no tiene derecho a aferrarse a un mal que le hayan hecho debería impulsarle a dejar de repetir una y otra vez la ofensa en su mente y a dejar de alimentar el dolor en sus emociones (Mt 18.21, 22). En lugar de eso, siga entregándole ese mal al Señor hasta que el resentimiento ya no tenga control sobre usted.

Por último, siga edificando un bloque de verdad sobre otro.

Su búsqueda no debe detenerse en las necesidades de su vida. Siga leyendo la Biblia para construir un conocimiento fundamental de Dios y de sus caminos. Este Libro es inagotable. Con cada pizca de verdad que encuentre, anhelará más, hasta que la Palabra de Dios se convierta en un gran deleite y no en un deber agobiante (Sal 19.7-14).

La recompensa de edificar la verdad en su vida vale cualquier sacrificio que tenga que hacer. Desarrollará una firme confianza en el Señor que le sustentará en cualquier situación. Usted ganará discernimiento espiritual para ver cuando algo no se alinea con la Palabra.

No hay mejor manera de pasar su tiempo que edificando la verdad de las Sagradas Escrituras en su vida para su protección, provisión y recompensa maravillosa.

Con amor fraternal,

Charles F. Stanley

P.D. Una de las maneras en las que En Contacto seguirá predicando el evangelio mucho después de que el Señor me llame a su presencia es a través de nuestros dispositivos del Equipo Mensajero. Estos funcionan con energía solar y contienen la Biblia, además de sermones y otros materiales para explicar el evangelio y desarrollar creyentes maduros. El resultado es más vidas edificadas en la verdad. ¡Alabado sea Dios!