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Del corazón del pastor

La seguridad eterna es obra de Dios.

Charles F. Stanley

¿Alguna vez ha dudado de su salvación? Si es así, no ha sido el único. Cuando era joven, nunca estuve seguro de cuál era mi posición con Cristo. Creía que cualquier pecado sin confesar podía costarme la eternidad con Dios y con mis seres queridos, así que me arrepentía sin cesar, pero nunca tenía paz mental ni confianza de que iría al cielo. Vivía bajo un pesado yugo de esclavitud al legalismo hasta que por fin fui libre por medio de la verdad de la Palabra de Dios.

Muchos cristianos luchan con la incertidumbre de saber si gozan o no de seguridad eterna. A veces es porque se les ha enseñado que pueden perder su salvación. Otras veces están convencidos de que sus pecados prueban que no son en verdad salvos. Sea cual sea la razón, no hay nada tan inquietante como dudar de la propia seguridad eterna. Me gustaría que supiera que vivir como esclavos de expectativas y esfuerzos legalistas no es lo que Dios quiere para usted. Cristo nos ha liberado con una salvación basada en la gracia de Dios, y todo lo que se requiere de nosotros es tener fe en su Hijo (Ga 5.1). Así que no permita que nadie le diga que usted necesita obedecer ciertas reglas para ser salvo o para preservar su salvación.

El Señor nos asegura la salvación en su Palabra. No podemos perderla porque Dios es quien nos sostiene. Si dependiera de nosotros mantener nuestra salvación, ya todos la hubiésemos perdido. Pero el Señor Jesús dijo: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano” (Jn 10.27-28).

La seguridad eterna es obra de Dios y en ella garantiza que su regalo de salvación, una vez recibido por la fe en Cristo, se posee para siempre y no puede perderse jamás. Nadie (incluyéndonos nosotros) puede condenarnos porque a través de la muerte y resurrección de Cristo, Dios nos ha justificado (Ro 8.33, 34).

Con tantas promesas de salvación eterna, ¿por qué algunos cristianos siguen dudando? Una de las razones es que hay algunos versículos en la Biblia que parecieran implicar que es posible perder la salvación. Pero recuerde, un solo versículo sin su contexto puede ser malinterpretado con mucha facilidad. Por eso siempre debemos leer lo que viene antes y después. La Palabra de Dios nunca se contradice.

Algunos de los versículos que se usan para apoyar la pérdida de la salvación están en el libro de Gálatas, pero el contexto aclara el malentendido. Pablo escribió esta carta a un grupo de iglesias que habían sido infiltradas por falsos maestros que afirmaban que la fe en el Señor Jesús era insuficiente para la salvación, no así la obediencia a la Ley del Antiguo Testamento. Pablo estaba muy preocupado de que los creyentes estuvieran siendo engañados, así que les dio algunas advertencias severas. Su primera advertencia está en Gálatas 1.6: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente”. ¿Nota usted que aunque Pablo dijo que se estaban alejando de Cristo por creer en mentiras, aun así los identificó como creyentes que habían sido llamados por la gracia de Dios? Ser engañados de manera temporal no anula nuestra salvación.

Encontrará la segunda advertencia en Gálatas 5.2: “He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo”. Los falsos maestros decían que al estar circuncidado se ganaba el favor de Dios. Pero Pablo señaló que para los que están en Cristo, tal obediencia ceremonial no les beneficia en nada. Añadir legalismo a su fe no le ayudará en nada, ya que en realidad es perjudicial para su vida espiritual.

La tercera advertencia está en Gálatas 5.4: “De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído”. Al añadir obras a la gracia, los falsos maestros anularon el sacrificio de Cristo en la cruz, declarándolo insuficiente. Esto demostró que su fe no era genuina, y su falsa enseñanza impedía a los verdaderos creyentes vivir por fe.

Por último, Pablo advirtió, “De la gracia habéis caído” (Ga 5.4). A menudo he escuchado a cristianos preocupados decirme que, debido a sus pecados, han caído de la gracia, pero eso no es lo que Pablo está diciendo. La gracia es el medio por el cual Dios salva a los pecadores arrepentidos. Caer de la gracia no es perder la salvación, ni tampoco es caer en pecado, sino descender a la esclavitud de tratar de ganar la salvación.

Aunque Pablo reprendió de manera severa a estas iglesias por su insensatez de creer en mentiras, él no dijo que habían perdido la salvación. Después de razonar con ellos y llamarlos de nuevo a la verdad, concluyó diciendo: “Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis de otro modo” (Ga 5.10). Pablo sabía que el Señor siempre guarda a los que de corazón le pertenecen, y eso le incluye a usted.

Si alguna vez lee un versículo que pareciera decir que podría perder la salvación, vuelva y lea todo el capítulo. Mejor aún, lea el libro entero. El Señor Jesús dijo que conocer la verdad de su palabra nos hará libres (Jn 8.31, 32). No vuelva a la esclavitud de intentar ser intachable. Solo llene su mente con las Sagradas Escrituras, sométase al Espíritu Santo y deje que Él le transforme a la imagen de Cristo. ¡Eso sí que es libertad!

Con amor fraternal,

Charles F. Stanley

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