Saltar al contenido principal

Del corazón del pastor

Podemos confiar en Aquel que nos tiene en su poderosa mano.

Recuerdo al hombre que me enseñó a pescar.

Estábamos en un lago en Carolina del Norte. Cuando capturé mi primer pez, me avergoncé de que fuera tan pequeño y quise devolverlo. Pero el hombre, un diácono de mi primera iglesia, me dijo: “No lo hagas. Ayuda a ir sumando algo”.

Bueno, he descubierto que hay sabiduría en eso. De hecho, se aplica a muchas cosas, incluyendo obedecer a Dios. Si se comienza con un asunto pequeño, es cierto. Se hace más fácil.

Cuando se trata de la obediencia, ¿va usted “sumando algo”?

Si usted es como la mayoría de los cristianos, ha luchado con la voluntad de Dios. Tal vez se haya preguntado: ¿Cómo puedo conocer la voluntad de Dios para mí? ¿Le importa a Él algo tan pequeño? ¿Por qué me dice “no” en esta situación?

Hay mucha confusión sobre este tema. Queremos que la voluntad de Dios sea razonable y deseable, y también queremos que sea lógica y clara.

Pues bien, el hecho es que los caminos del Señor están a menudo más allá de nuestra capacidad de comprensión. No siempre podremos comprender lo que Él está haciendo en el mundo y en nuestras vidas, pero puedo asegurarle que es posible confiar en Aquel que nos tiene en su poderosa mano, tanto en las cosas pequeñas como en las grandes.

Le invito a estudiar un acontecimiento en la vida de Pedro.

Esta situación comenzó con una pequeña cuestión de obediencia, pero condujo a un punto de inflexión muy importante para todo el futuro de Pedro (Lc 5.1-11). 

La voluntad de Dios a veces es inconveniente.

Pedro era pescador de profesión y acababa de terminar una larga e infructuosa noche de pesca. Mientras limpiaba sus redes en la orilla, el Señor Jesús le pidió a Pedro que lo llevara en su barca para poder seguir enseñando (Lc 5.1-3). La petición de Jesús no era ilógica. Por ser pequeña, podía parecer poco importante. Pero Pedro hizo lo que el Señor Jesús le pidió.

Tendemos a pensar que a Dios solo le interesan los sucesos grandes e importantes de nuestras vidas, pero en realidad, su voluntad se vive en un pequeño acto de obediencia a la vez.

Los impulsos del Espíritu Santo no siempre llegan cuando estamos bien descansados y deseosos de obedecer. Puede que le pida que ayude a alguien necesitado cuando a usted le resulte incómodo. Seguir a Cristo requiere abnegación para cumplir sus deseos.

Puede haber momentos en los que la voluntad del Señor parezca poco razonable.

Cuando el Señor Jesús terminó de enseñar, le pidió a Pedro que hiciera algo ilógico para un pescador profesional: “Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar” (Lc 5.4). Los pescadores de Galilea sabían que los peces se pescaban por la noche en aguas poco profundas. Pero Pedro ya había “sumado algo”, y obedeció.

¿Está usted dispuesto a hacer lo que Dios dice incluso cuando parece poco razonable?

A lo largo de mis años de ministerio, he visto al Señor dirigir con soberanía mi camino en algunas de las maneras más inesperadas. A menudo me parecía ilógico, pero cada vez que lo obedecía, me llevaba justo a donde debía estar y me dotaba de lo necesario para lograr lo que había planeado.

Confiar en el Señor incluso cuando la obediencia parezca una tontería es esencial si queremos vivir de acuerdo con su voluntad. El sentido común es inadecuado comparado con la omnisciencia y la sabiduría de Dios Todopoderoso.

Si da un paso en la fe, su perspectiva del Señor aumentará como lo hizo la de Pedro. Porque obedeció al Señor Jesús, pescó tal cantidad de peces que sus redes comenzaron a romperse.

La voluntad de Dios cambia la vida espiritual.

Cuando Pedro vio la pesca milagrosa, se dio cuenta de que estaba en presencia de la deidad y sintió la culpa de su propio pecado, exclamando: “Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador” (Lc 5.8).

El arrepentimiento es un requisito previo para ser utilizado por Dios. Nunca podremos caminar en su voluntad mientras caminemos en el orgullo, la independencia y la justicia propia.

El Señor Jesús no le dio a Pedro todos esos peces para que se convirtiera en un pescador más exitoso, sino para que viera la grandeza de Aquel que lo estaba llamando a ser pescador de hombres y lo dejara todo para seguirlo (Lc 5.10). Este momento fue orquestado por Dios para llevar a Pedro al papel que Dios había planeado para él: convertirse en el apóstol que pondría los cimientos de la iglesia.

El Señor actúa de la misma manera en su vida.

Usted es su hechura, creado en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviera en ellas (Ef 2.10). Su voluntad para usted fue establecida mucho antes de que naciera. Todo lo que Él haga en su vida será consistente con ese plan. Su trabajo es caminar por donde Dios lo guíe.

A medida que agregue mayores actos de obediencia a los más pequeños, ganará un amor más profundo por su Padre celestial, quien se preocupa tanto por usted. Y empezará a esperar el siguiente paso en el camino que Dios pone ante usted.

La voluntad de Dios va mucho más allá de las expectativas y planes humanos. Seguirla será una de las muchas grandes bendiciones de pertenecer a Él.

Con amor fraternal,

Charles F. Stanley

P.D. Si quiere conocer la voluntad de Dios, lea su Palabra, pídale que le guíe y busque consejo piadoso cuando lo necesite. Ministerios En Contacto está aquí para ayudarle. Solo llámenos, y será un placer orar por usted. Esperamos apoyarle en su andar de fe, hoy y en los años venideros.