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Del corazón del pastor

Dios utiliza los tiempos oscuros para ayudarnos a ver la necesidad que tenemos de Él.

Los momentos oscuros, aquellos cuando no podemos ver lo que está pasando, son algunos de los más angustiosos en la vida.

Ha habido muchas veces en las que he clamado al Señor preguntándole la razón de algún problema. Sin embargo, a pesar de todas mis súplicas, Él permaneció en silencio. Se puede sentir como caminar a través de un túnel largo y lúgubre sin luz al final de él.

Estoy seguro de que ha tenido experiencias similares, cuando las pruebas y el sufrimiento le han hecho preguntarse dónde está Dios y qué está haciendo. Puede que incluso se haya sentido como Job, que anhelaba los días más felices del pasado:

“¡Quién me volviese como en los meses pasados, como en los días en que Dios me guardaba, cuando hacía resplandecer sobre mi cabeza su lámpara, a cuya luz yo caminaba en la oscuridad” (Job 29.2, 3).

Enfrentarse a esos momentos es difícil, pero es uno de los métodos que Dios utiliza para enseñarnos quién es Él y cómo actúa.

No hay nada malo en preguntarle por qué estamos pasando por desafíos, pero debemos darnos cuenta de que el Señor no está obligado a darnos una explicación. Y he descubierto que las veces que lo hace, por lo general no es cuando se lo pido, sino en un momento posterior. A veces, tendremos que esperar hasta llegar al cielo.
Por mucho que anhelemos entender todo lo que sucede en nuestras vidas, los pensamientos y los caminos de Dios son tan superiores a los nuestros que a menudo están más allá de nuestra comprensión (Is 55.8, 9).

Sin embargo, Él siempre nos dará suficiente instrucción y aliento en su Palabra para ayudarnos a caminar en victoria con Él a través de los períodos difíciles.

Las tribulaciones revelan el lugar que Dios ocupa en nuestras vidas.

¿Es Él nuestra máxima prioridad, o es nuestro último recurso? Es lamentable que muchos cristianos estén tan absortos en sus propias actividades y responsabilidades que no tengan tiempo para el Señor, a menos que haya una emergencia.

Dios utiliza los tiempos oscuros para ayudarnos a ver la necesidad que tenemos de Él. Permita que la oscuridad le motive a acercarse a Él, en lugar de alejarse.

Comience hoy a construir un fundamento que le estabilice en los momentos oscuros de la vida.

Puede hacerlo al buscar al Señor. El Salmo 105.4 dice: “Buscad a Jehová y su poder; buscad siempre su rostro”. Esto significa que, tanto en los momentos buenos como en los malos, debemos esforzarnos por conocer más a Dios, amarlo más a profundidad y obtener una mayor comprensión de sus caminos.

La salvación es solo el comienzo de una relación con el Señor. Él tiene mucho más reservado para aquellos que lo buscan, y su Palabra explica cómo hacerlo.

En primer lugar, debemos buscar al Señor con todo nuestro corazón. “Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” (Jer 29.13).

Esto no se refiere a un interés casual por Dios. Significa que Él es nuestra máxima prioridad, la persona más importante en nuestra vida. Es una búsqueda motivada por el amor y el anhelo de una relación más profunda con Él.

La atención se centra en quién es el Señor, no en lo que puede hacer por nosotros. 

Una búsqueda sincera de Dios no puede ir acompañada por la tolerancia al pecado (Is. 55.6, 7). Esto no significa que jamás volveremos a pecar, sino que a medida que busquemos al Señor lucharemos por superar nuestras debilidades en lugar de limitarnos a ceder ante ellas. Debemos estar dispuestos a librar nuestras vidas de cualquier cosa que no se ajuste a nuestra identidad como seguidores de Cristo.

Debemos buscar a Dios con diligencia. “Me hallan los que temprano me buscan” (Pr 8.17b).
Debido a que hay mil cosas que dividen nuestras mentes y consumen nuestro tiempo, tendremos que hacer un esfuerzo consciente para darle al Señor el primer lugar. Esto requerirá un sacrificio: dejar de lado otras actividades para pasar tiempo con Dios.

Por lo general, estamos dispuestos a hacerlo por otras actividades que valoramos, como cultivar un pasatiempo o mantener nuestra salud. ¿Estamos dispuestos a dedicar también tiempo y esfuerzo al estudio de la Biblia y a la oración, en nuestra búsqueda de una relación más profunda con el Señor?

Debemos buscar a Dios con fe. “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (He 11.6).

Siempre debemos acudir al Señor con fe, confiando en que Él hará lo que dice. Debemos comprender cuánto nos ama y creer que podemos confiar en Él en cada situación, porque Él ha prometido que todo lo hace para nuestro bien (Ro 8.28).

Una vida dedicada a buscar a Dios no es solo para personas como los pastores. Está disponible para todos sus hijos. Todo creyente puede acercarse al Señor con confianza. ¿No sería bueno empezar ahora?

Buscar al Señor es como venir a una mina de oro en busca de un tesoro.

Nunca llegará al fondo, pero cuanto más cave, más profundo querrá ir. Y la maravillosa noticia es que ahí es donde se encuentra nuestra paz. A medida que profundice en su presencia, se acercará a Aquel que le da fuerza y estabilidad en los momentos difíciles: “Él solamente es mi roca y mi salvación; es mi refugio, no resbalaré mucho” (Sal 62.2).

Busque al Señor y permanezca para siempre en Él. Así es como se superan los momentos más oscuros de la vida. Podrá pasar por diversas pruebas, pero nunca se desesperará del todo cuando descanse en Dios.

Con amor fraternal,

Charles F. Stanley

P.D. Al celebrar el 45º aniversario de nuestro ministerio, damos gracias a Dios por todas las maneras en las que Él llega a la gente a través de nuestro servicio, incluyendo nuestro programa de radio. Espero que lo sintonice. Oro para que este programa, que ha estado emitiéndose durante décadas, continue difundiendo la Palabra de Dios durante las generaciones venideras.