Cuando los bueyes están unidos por un yugo se puede lograr mucho en un día. Las mejores parejas de bueyes son aquellas que han trabajado juntas durante años, a menudo con un animal más experimentado que “enseña” al más joven. Imagínese estar unido a un líder fuerte y capaz como ese. De hecho, así es. Y es un líder que ofrece un yugo fácil y una carga ligera (Mt 11.30). Tal como el yugo de amor del Señor.
Lea
Contexto
Cristo y sus discípulos viajaban de ciudad en ciudad mientras Él predicaba sobre el arrepentimiento y la salvación. Pero los fariseos se le oponían pues les decía que la manera en que obedecían la ley de Dios no era la correcta.
Reflexione
Seguir las leyes con rigidez puede parecer más fácil que tener un buen corazón.
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El problema que se aborda en este pasaje es el legalismo: los fariseos mantenían una interpretación estricta de la ley de Dios y condenaban todo lo que consideraban una desviación. Vieron a los discípulos recogiendo espigas para comer y los acusaron de trabajar el sábado.
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El Señor llamó “inocentes” a los hombres, refiriéndose a dos ejemplos del Antiguo Testamento en los que Dios no veía las aparentes violaciones de la ley como transgresiones (Mt 12.3-5, 7). ¿Cuál cree usted que fue el razonamiento del Señor, considerando que siempre insistió en obedecer a Dios? (Véanse Mateo 12.49, 50).
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Al citar las palabras de su Padre: “Misericordia quiero, y no sacrificio” (Mt 12.7), el Señor condenó a los fariseos por juzgar a sus discípulos. ¿Hay alguien a quien usted haya juzgado que pueda, de hecho, ser “inocente”? Tómese un momento para escudriñar su corazón y pedirle perdón a Dios.
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Proverbios 9.10 (LBLA) enseña: “El principio de la sabiduría es el temor del Señor”. Pero Mateo 12 muestra que, en el tiempo del Señor, un saludable temor de Dios había llevado a algunos a la esclavitud.
El Señor enseñó que la obediencia a Dios tiene que ver con la intención del corazón más que con la apariencia exterior.
Reflexione
Dios valora el hacer el bien.
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Cuando los fariseos criticaron el sanar durante el día de reposo, el Señor dijo que era “lícito hacer el bien en el día de reposo” (Mt 12.10, 12). ¿Qué revela eso acerca de la voluntad de Dios?
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El Señor enseñó que la obediencia al Padre celestial tiene que ver más con la intención del corazón que con la apariencia exterior, razón por la cual los discípulos en los campos de trigo podían agradar a Dios. Considere las palabras del Señor Jesús en Mateo 11.29: “Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí”.
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Jesucristo dijo que amar a Dios y a los demás es la base de la Ley y de toda la Palabra (cf. Mt 22.37-40). Pero eso requiere una comprensión correcta de lo que es el “amor”.
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Cristo libera a los creyentes de la ley del pecado y de la muerte (Ro 7.6; Mt 8.2), una bendición incalculable. Sin embargo, cometer faltas contra su ley de amor puede causar destrucción (Ga 5.15; 2 P 3.16). ¿Por qué cree usted que el Nuevo Testamento, a pesar de recomendar el amor, nos exhorta una y otra vez a “temer a Dios”? (Véase 1 P 2.17).
Vivir según la ley es una esclavitud, pero caminar en el Espíritu nos alinea, por medio del amor, con los deseos de Dios.
Reflexione
Vivir según la ley es una esclavitud, pero caminar en el Espíritu nos alinea con los deseos de Dios.
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La Biblia describe al legalismo como un “yugo de esclavitud” (Ga 5.1). Pero cuando le entregamos nuestra vida a Cristo, aceptamos un yugo de amor. La libertad que encontramos en Cristo no es la libertad de la justicia, es la libertad de dejar que su justicia reine en nuestra vida.
Profundice
Piense en cómo se aplica este estudio a su vida.
Aprender a vivir en la libertad de Cristo puede ser complejo. La Biblia llama a la ley una maestra, dada para que comprendamos nuestra pecaminosidad e incapacidad de agradar a Dios por medio de las obras (Ga 3.24). Cuando se describe a Cristo como “el fin de la ley” para todos los que creen en Él (Ro 10.4), nuestro corazón debe regocijarse con un gozo inefable. Recibimos la justicia de Cristo en vez de confiar en la nuestra. Pero también se espera que andemos como Él, es decir, por el fruto del Espíritu.
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Vivir en Cristo significa vivir en su poder. Los fariseos no podían mantener corazones perfectos ante Dios, y nosotros tampoco. ¿Qué está usted haciendo para seguir las palabras del Señor Jesucristo en Juan 15.4, 5?
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Pablo escribió: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Ga 2.20). ¿Cómo le ayuda esta idea radical a confiar en Cristo, para que Él pueda cumplir la ley de Dios por medio de usted?
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Andar y crecer en Cristo nos llenará del fruto del Espíritu: “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (Ga 5.22, 23). ¿Cómo habrían cambiado estas cualidades la actitud de los fariseos en cuanto a las acciones de Jesucristo?
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El fruto del Espíritu nunca nos pondrá en conflicto con los mandamientos de Dios, ya que “contra tales cosas no hay ley” (Ga 5.23). Permanezca en el yugo de Cristo, y aprenderá a andar en amor, con el temor de Dios y preocupándose por las necesidades de otros.
Ilustración por Adam Cruft