En su pequeña casa de concreto, un hombre echa maní y harina de arroz en una sartén con aceite hirviendo. Banu está friendo peyek, un sabroso plato indonesio. Neli, su esposa, recoge cada porción y cierra los paquetes con un lazo.
Fotografía Por David Hogsholt
La poliomielitis le impide a Neli mantenerse erguida. Con una rodilla doblada y un pie torcido, se agacha para moverse y camina con dificultad. Banu solo tiene una pierna y un brazo. Sus otras dos extremidades le fueron amputadas en un accidente. Así que toma las herramientas con los tres dedos restantes de su mano derecha.
Siempre han sido mirados con desdén, incluso por sus familias, que no querían que se casaran, y se preocupaban: “¿Cómo se las arreglarán para cuidarse solos?”. Pero Dios les dio una manera. Puede que no tengan mucho, pero ahora emplean a diez personas para distribuir su producto.
Cuando era joven, Neli se tomó un veneno para quitarse la vida. La gente del templo hindú veía sus deformidades y la rechazaban, y ella se preguntaba si los cristianos serían diferentes. Pero al ir a una iglesia en Navidad, fue conducida a un lugar de honor en la primera fila.
Hoy, el rostro de Neli se llena de gozo mientras ella y Banu escuchan la Palabra de Dios con el Mensajero de En Contacto. La gente les pregunta a menudo: “¿Cómo son capaces de hacer todo esto?”. Y Neli les dice: “Sé por la Biblia que Cristo ama a todo tipo de personas, incluso a nosotros. Tú también puedes seguir a mi Dios. Él es quien hace que mi vida sea mejor”.