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Hambre de Dios

Estudio Bíblico de enero

Personal de Ministerios En Contacto 6 de enero de 2025

El Señor Jesús llamó a los creyentes “luz del mundo” y nos dijo que hiciéramos brillar nuestra luz para que otros la vieran (Mt 5.14-16). A veces, eso significa testificar acerca del Salvador a quienes saben poco sobre Él. No se puede predecir lo que podría suceder en tales momentos, pero como demostró el apóstol Pablo en el Areópago, cuando confiamos en el Espíritu Santo y estamos dispuestos a testificar, podríamos sorprendernos de las consecuencias.

Ilustración por Abbey Lossing

Contexto

En su segundo viaje misionero, Pablo plantó iglesias en varias ciudades. Algunos judíos de Tesalónica, convencidos de que el apóstol era una amenaza, formaron una turba para hacerle daño. Así que, Pablo fue enviado a Atenas por su seguridad. 

Lea

Hechos 17.16-34

Reflexione

Todos tenemos un hambre innata de Dios, pero solo Cristo puede satisfacerla, aunque intentemos hacerlo con otras cosas.

Atenas estaba “llena de ídolos” (Hch 17.16 LBLA). La palabra griega kateidólos proviene de kata, “con intensidad”, y eidolon, “absolutamente idólatra”. La Concordancia Strong la traduce como “totalmente entregada a la idolatría”. Además de estar llena de estatuas físicas, Atenas era una ciudad cuyos habitantes habían elegido adorar una diversidad de dioses, incluido el único Dios verdadero del que tenían poco conocimiento. ¿Qué relevancia tiene este pasaje para su vida?

“Su espíritu [de Pablo] se enardecía dentro de él” (Hch 17.16 LBLA). ¿En que difiere esto de decir, por ejemplo, “Pablo se enojó”? Al responder, considere las palabras de Dios: “Pondré espíritu nuevo dentro de vosotros” (Ez 36.26).

A menudo oramos por una oportunidad de testificar a una persona específica, pero Pablo tenía una estrategia diferente. En Atenas, compartió el evangelio en público con “los que estuvieran presentes” (Hch 17.17 LBLA). Es posible que usted no esté llamado a “predicar en la vía pública”, pero las acciones de Pablo son un estímulo en cuanto al papel del Espíritu Santo.

Continuación del estudio

Los atenienses mostraron interés por escuchar y llevaron a Pablo al Areópago, donde otros podían oírlo.

Pablo dijo que los atenienses eran “muy religiosos en todo sentido” (Hch 17.22 LBLA). La Concordancia Strong sugiere que al decir “muy religiosos”, Pablo estaba reconociendo el respeto que ellos tenían por lo divino. ¿Cómo podrían este equilibrio y esta caridad haber afectado la conversación? ¿Puede usted pensar en una situación donde un enfoque similar podría haberle ganado la confianza de alguien?

Los atenienses tenían incluso un altar dedicado “Al Dios no conocido” (Hch 17.23). Considere cómo revela esto el deseo innato que tenían de encontrar a Dios y, al mismo tiempo, la dificultad que tienen para hacerlo. Piense en quienes le rodean. ¿Puede entender ahora cómo su deseo de cosas como dinero, belleza y placer podría ser en realidad un hambre de Dios desviada?

Para hablar la verdad de Dios de una manera que ministre a quienes necesitan a Cristo, debemos confiar en el Espíritu Santo; solo Él puede ver los corazones de los demás. Pero el amor, la empatía, la paciencia e incluso el pensamiento creativo son siempre de gran valor.

REFLEXIONE

El discurso de Pablo es un ejemplo muy valioso de cómo testificar eficazmente a una sociedad que necesita conocer a Dios.

Abrirse paso puede ser frustrante, pero el Espíritu Santo le mostrará compasión. Deje que las palabras de Pablo —“no está lejos de cada uno de nosotros” (Hch 17.27)— sean un estímulo para hacer brillar la luz de Cristo y ayudar a otros a encontrar la verdad de Él.

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