Todos quieren ser libres, pero la Biblia nos enseña que la libertad física no es la más esencial. En realidad, solo somos libres cuando amamos, perdonamos, nos reconciliamos con los demás y, sobre todo, tenemos una relación personal con Cristo, Aquel que lo hace todo posible. Pero eso no significa que no tengamos ataduras. La carta de Pablo a Filemón habla de la extraña relación que existe entre la libertad y el encarcelamiento voluntario que experimentamos los cristianos.
Ilustración por Abbey Lossing
Contexto
Onésimo es un esclavo que escapó de la casa de Filemón y luego conoció el evangelio por medio de Pablo. El apóstol, bajo arresto domiciliario en Roma, escribe a Filemón pidiéndole que perdone a su nuevo hermano en Cristo.
Lea
Versículos 1–25 de Filemón
Reflexione
Seguir a Cristo conlleva responsabilidades que al principio pueden parecer imposibles.
Se nos encarga la tarea de anunciar el evangelio y luego ayudar a los nuevos creyentes a ser más como Cristo (Mr 16.15; Col 2.5). Por eso, Pablo se refiere a Onésimo como a un “hijo” que él “engendró” (Flm v. 10). Según su propia experiencia, ¿cómo se parece la relación entre los creyentes y quienes les ministran, a la de un padre y un hijo?
En el momento de la salvación, recibimos de Dios el perdón de todos nuestros pecados. Pero eso no significa que las personas a las que hemos dañado nos hayan perdonado o que todos los problemas anteriores se hayan resuelto. Tenemos la responsabilidad de intentar reconciliarnos con aquellos a quienes hemos lastimado. Aquí, Pablo envía a Onésimo de vuelta a su amo (Flm v. 12). ¿Por qué podría ser un desafío para ambos? ¿Qué tienen que ganar? Pregúntele al Señor si le está llamando a resolver un asunto de su pasado.
Pablo quiere que su amigo exprese amor por voluntad propia, no por obligación (Flm v. 14). Dé algunas razones por las que era mejor que Filemón lo perdonara por iniciativa propia.
Continuación
Del estudio Pablo se ofrece a pagar las deudas de Onésimo para facilitar la reconciliación de los dos hombres.
Pablo le pide a Filemón que además de liberar a Onésimo de la esclavitud, lo acepte como hermano en el Señor e incluso como compañero en el servicio del reino (Flm 16, 17). Al principio, se refiere al “amor y… la fe” que tiene Filemón hacia el Señor Jesús, y para con todos los santos (Flm v. 5). Explique el papel que jugarían estas cualidades para que dicho perdón sea posible.
Lea de nuevo los versículos 18 y 19 de Filemón. ¿De qué manera Pablo, con su ofrecimiento de pagar lo que Onésimo debe, se convierte en una imagen de Cristo? ¿Qué otros roles como los de Cristo desempeña Pablo en esta situación?
Aunque está bajo arresto domiciliario por el gobierno romano, Pablo, no una sino dos veces, se refiere a sí mismo como “prisionero de Cristo” (Flm vv. 1, 9). ¿Qué dice esta frase en cuanto a los valores del apóstol? ¿Qué le exige su verdadero encarcelamiento? Intente responder a estas mismas preguntas y dele gracias al Señor Jesús por su “yugo fácil” (Mt 11.30).
Reflexione
Como prisioneros de Cristo, experimentamos la verdadera libertad.
Decidimos seguir al Señor Jesús voluntariamente, pero al hacerlo, nos ponemos bajo su yugo. Para los tres hombres, la obediencia estaba involucrada, y también algo más. Ser un “prisionero de Cristo” requería un acto de perdón de parte de Filemón, de valentía por parte de Onésimo y de pacificación por parte de Pablo. Considere la belleza de su propio encarcelamiento voluntario, y permita que eso le lleve a una relación más profunda y satisfactoria con el Señor.