¿Cuántas veces ha escuchado usted a alguien decir: “Le tengo pavor al 2024”? Mucho antes del inicio del año, la gente ha estado expresando su frustración y agotamiento ante otra temporada electoral. Y ya llegó.
Ilustraciones por Abbey Lossing
Muchos de nosotros hemos experimentado cómo la política puede dividir a nuestras familias y perturbar a nuestras comunidades. Como cristianos, tenemos todas las razones teológicas para participar en la vida política: El pueblo de Dios trabaja hacia el florecimiento de la totalidad de la creación (Gálatas 6.10), y la política no está fuera del ámbito del cuidado de Él (Romanos 13.1-7). Sin embargo, todos hemos visto llamativos ejemplos de las formas en las que nuestra participación política puede perjudicarnos, consumiendo nuestra atención, determinando nuestra teología y dañando nuestras relaciones.
Entonces, a medida que nos acercamos a otra temporada de elecciones, necesitamos mejores recursos para sobrevivir, o incluso prosperar, durante este tiempo difícil. Hemos elaborado esta guía para ayudarle a escuchar la voz de Dios en medio de todas las voces ruidosas y dogmáticas. El objetivo no es alejarle de cada conversación relacionada con las elecciones o de cada noticia, sino equiparle con herramientas reales para involucrarse en la política de una manera más saludable, que brinde vida y paz.
Evalúe su consumo de los medios
Nuestra vida política está moldeada por los medios de comunicación que consumimos: podcasts, redes sociales, noticias por cable y radio, por nombrar solo algunos. Nos enteramos de historias que los políticos y los comentaristas quieren vendernos: historias sobre quiénes somos, quién “pertenece” a nuestra comunidad, qué es lo que está en principio mal en el mundo y cómo van a arreglarlo. Desde los anuncios de campaña hasta los fragmentos de información en las redes sociales, nos bombardean con información y narrativas emocionales para captar la atención.
Antes de una temporada de elecciones, siempre es aconsejable dedicar un tiempo para hacer una auditoría del consumo de medios:
Primero, piense en un día normal para usted, anotando cada vez que consume medios de comunicación de cualquier tipo, incluso si no son políticos de manera explícita. ¿A qué horas del día consume medios de comunicación? ¿En qué formato están? ¿Cómo le hacen sentir?
Luego, elija uno o dos ejemplos específicos (como un programa de noticias que ve con regularidad o un podcast que escuche) y hágase estas preguntas:
¿Qué me gusta de este medio? ¿Qué me hace detestar?
¿Qué cree este medio que yo debería temer? ¿Y a quién pienso yo que debería temer?
¿A quién me ayuda este medio a ver como mi prójimo? ¿A quién me tienta a ver con recelo o repugnancia?
¿Qué es lo que este medio me hace desear más para mí mismo? ¿Para mi comunidad? ¿Para el mundo? ¿Qué solución presenta para los problemas del mundo?
Mientras reflexiona sobre estas preguntas, pida al Espíritu Santo que le guíe y le ayude a responder con franqueza. Luego considere la posibilidad de hablar de su reflexión con alguien de confianza —un familiar, un amigo, un mentor de la iglesia— para que le ayude a evaluar cómo está siendo usted moldeado por ese medio de comunicación.
(Si se encuentra provocado sin cesar a enojarse o a sentir ansiedad por un presentador de noticias específico o por un perfil empresarial o personal en las plataformas digitales, considere la posibilidad de tomarse un descanso de eso. Ya sea una pausa de un día o de un mes, luego dedique un momento para reflexionar sobre lo que ha ganado y perdido en ese tiempo.)
Preste atención a sus sentimientos
Tendemos a pensar que, cuando se trata de política, solo estamos tratando con hechos. Evaluamos a los candidatos haciendo una lista de pros y contras de sus posiciones y calificaciones; evaluamos las políticas leyendo datos; elegimos nuestros partidos políticos según estándares objetivos. Pero en realidad, la política (como toda la vida humana) también tiene que ver con las emociones y las narrativas.
Así como podemos prepararnos para el consumo de los medios de comunicación, prestando atención a las emociones y las narrativas, lo mismo se aplica a las conversaciones políticas. Si una publicación en las redes sociales provoca una fuerte reacción en usted o siente que se le sube la temperatura durante una conversación después de la iglesia, explore ese sentimiento, incluso si eso significa dedicar un tiempo después para la reflexión. Aquí tiene algunas preguntas que puede hacerse:
¿Esa conversación me hizo sentir amenazado? ¿Por qué razón?
¿Por qué siento la necesidad de defender a ese político? ¿Me identifico con él o ella? ¿Creo que esta persona representa algo importante?
¿Por qué me enojé cuando mencionaron a ese político? ¿Qué me preocupa que me haga a mí, a mi familia o a mi país?
¿Por qué es importante para mí esta política o esta idea? ¿Está conectada con mi historia o trasfondo? ¿Qué doy por sentado sobre las personas que adoptan una posición contraria a la mía?
¿Por qué me hace enojar, me asusta o me entristece que alguien a quien amo piense de manera diferente a la mía? ¿Por qué me resulta difícil hablar sobre este tema con esta persona?
Nuestros sentimientos no son malos, pero pueden ser engañosos. Evaluarlos no significa que debamos reprimirlos o que los tomemos como descripciones precisas de la realidad de forma automática. Por el contrario, las emociones pueden ayudarnos a saber cuándo profundizar. Prestar atención puede ayudarnos a mantener conversaciones más saludables en el futuro, a medida que comenzamos a notar qué nos dicen nuestras emociones sobre las causas más profundas de nuestros desacuerdos.
Piense en pequeño
En un tiempo de elecciones, nos enfocamos sobre todo en la política nacional. Podemos pasar horas leyendo sobre campañas presidenciales, peleas en el Congreso y las próximas decisiones de la Corte Suprema. Esas cosas pueden ser importantes, pero la verdad es que la mayoría de nosotros tenemos poca capacidad para hacer cambios significativos a ese nivel. En vez de eso, nuestro compromiso con la política nacional a menudo alimenta la ira y el resentimiento, enseñándonos a tratar la política como un juego en el que queremos que gane nuestro equipo.
Pero la política se da a todos los niveles, desde las asociaciones de vecinos y las juntas escolares hasta los concejos municipales y las legislaturas estatales. A medida que nos acercamos a la temporada electoral, pensar a nivel local puede ayudarnos a mantenernos centrados y amables con nuestros vecinos. He aquí algunas sugerencias prácticas en cuanto a la política local:
Cree relaciones con sus vecinos que vivan cerca de usted. Si queremos ver cambios en nuestras comunidades, eso comienza con las relaciones.
Acérquese a un vecino que no haya conocido antes, tal vez con una invitación a cenar y una conversación amistosa.
Familiarícese con su boleta electoral antes de una elección. Su junta electoral local o el gobierno de turno deben proporcionarle una boleta de muestra, que puede encontrar en Internet. Infórmese sobre los cargos locales por los que votará, de posiciones como: alcalde, comisionado del condado, junta escolar, sheriff, jueces de tribunales inferiores y representantes en la legislatura estatal. ¡Es posible que tenga que aprender qué son estos roles antes de informarse sobre los candidatos!
Pruebe la herramienta de búsqueda de boletas de muestra en Ballotpedia. Esta muestra la fecha de la próxima elección, qué cargos están en juego y quiénes se han postulado.
Asista a una reunión del concejo municipal, a una sesión de escucha o a una reunión de una organización comunitaria. Vaya listo para escuchar y aprender, y a conocer a otras personas de su comunidad. Es importante recordar que usted se está uniendo a una conversación que ha estado en marcha durante bastante tiempo (aunque quizás no estaba al tanto de eso). Usted puede y debe agregar su voz, pero asegúrese de dar prioridad a escuchar y aprender primero.
Las redes sociales son una excelente manera de saber cuándo y dónde se llevan a cabo estas reuniones. Si usted todavía no lo está haciendo, esté al tanto de las publicaciones de sus oficinas locales en Facebook o Instagram. Solo tiene que buscar “Ciudad de _____” o “Condado de _____”.
No trate de ser un experto en todo. Elija uno o dos temas en los cuales enfocarse, investigar y apoyar.
Su mejor opción suele ser un tema que afecte de manera directa su vida cotidiana o a la comunidad en la que vive. Por ejemplo, si tiene hijos en edad escolar, podría decidir asistir a una reunión de la junta escolar. O tal vez la intersección en la esquina es peligrosa para los peatones, así que podría optar por enviar un correo electrónico a su concejal. Abogar por el cambio es más fácil cuando usted tiene un interés personal en la situación.
Es esencial recordar que su vida política es mucho más que un voto para elegir un presidente cada cuatro años: incluye fomentar relaciones en su comunidad, votar por cargos locales, ser voluntario en comedores comunitarios o centros de cuidado prenatal, y trabajar con su iglesia para servir a su comunidad.
Vuelva a las prácticas tradicionales
Parece que en cada temporada de elecciones nos sentimos como si tuviéramos que reinventar la rueda. Pensamos que un nuevo plan de estudios, programa o solución mágica puede resolver los desafíos de este tiempo divisivo. Tal vez lo que necesitamos, en cambio, es afianzarnos en las costumbres y las prácticas en los que siempre ha confiado la iglesia: la oración, la lectura de las Sagradas Escrituras, el silencio, el ayuno y el festejo.
La oración. A lo largo de la temporada de elecciones, ore con regularidad y de manera específica por los temas que cautivan su atención, por los políticos que están compitiendo en la campaña electoral y por los vecinos y amigos que no están de acuerdo con usted. Ore por su comunidad, sus pastores y su propio corazón. Ore para que Cristo venga de nuevo y lo arregle todo.
No sienta que tiene que reservar un tiempo especial para la oración durante el tiempo de las elecciones (aunque sí puede hacerlo). Puede dejar que el entorno impulse sus oraciones: Cuando pase junto a un cartel de campaña, cuando una publicación en Facebook le ponga ansioso o cuando escuche debates en la televisión, hable con Dios al respecto.
La lectura de las Sagradas Escrituras. La Palabra de Dios habla no solo de situaciones políticas, sino también de las diversas tentaciones y desafíos a los que se enfrentan las comunidades humanas cuando están en desacuerdo. Continúe su rutina de lectura de las Sagradas Escrituras, y dondequiera que se encuentre en el canon bíblico, pida al Espíritu Santo que le guíe. La sabiduría de la Biblia se aplicará en la temporada de elecciones, así como en cualquier otra temporada de la vida.
El silencio. En una cultura en la que estamos rodeados de ruido, es esencial pasar tiempo en silencio. Tómese un descanso de las redes sociales. Apague la televisión. Siéntese en silencio con Dios. La quietud no tiene que ser monumental; podría ser tan simple como el corto trayecto en auto de regreso a casa después de dejar a sus hijos en la escuela.
Si no está seguro de por dónde empezar, aquí tiene una buena introducción.
Ayunar. La iglesia muchas veces ha enfrentado circunstancias difíciles con ayuno y oración. El ayuno nos ayuda a recordar que somos pequeños y débiles, que necesitamos que Dios nos proporcione el pan de cada día para que nuestro cuerpo sobreviva. Mientras vemos a los políticos y a los expertos prometer que nos protegerán y nos proporcionarán lo que necesitemos, el ayuno nos ayuda a recordar que al final dependemos del Señor.
El ayuno no tiene por qué ser todo o nada. Comience con un simple acto, como no comer carne uno o dos días a la semana.
Festejar. A menudo olvidamos que en la Biblia hay más festejos que ayunos. A veces nuestra mejor arma contra el miedo y la ira de las temporadas electorales es pasar un tiempo comiendo con personas que amamos. Ya sea que organice un convivio con vecinos o comparta una pizza con una persona amiga, decida pasar tiempo alrededor de la mesa con personas de su comunidad.
Recuerde la Resurrección
Cada año de elecciones, escuchamos la misma afirmación inquietante: “Estas son las elecciones más importantes de nuestra vida”. Los líderes políticos quieren aumentar la importancia de lo que está en juego para fomentar la participación, utilizando el miedo para motivar a los votantes indecisos. Gran parte de la política se basa en la idea de que si no elegimos a los líderes adecuados, si no ganamos el gran caso judicial o si no aprobamos la legislación correcta, nuestro mundo se vendrá abajo. Nos hacen sentir que depende de nosotros arreglarlo todo, y que esa responsabilidad pesa mucho sobre nuestros hombros.
Pero, como cristianos, creemos que el acontecimiento más importante de la historia de la humanidad ya sucedió. Jesucristo, el justo y verdadero Gobernante de toda la creación, fue crucificado, murió y resucitó. Vivimos a la luz de este asombroso milagro, y en la esperanzada anticipación del día en que Él vendrá de nuevo en gloria.
Podemos participar en política desde esta libertad. Cada uno de nosotros puede buscar el florecimiento de nuestras comunidades —educándonos, creando relaciones, ofreciendo nuestro tiempo y recursos, asistiendo a las reuniones y votando— sin ver los resultados de las elecciones como una cuestión de vida o muerte que depende solo de nosotros. Por el contrario, consideremos nuestros deberes de ciudadanía como un acto de adoración en respuesta al Dios que amó tanto a este mundo como para entrar en él a nuestro favor, y que promete hacer nuevas todas las cosas.