A diferencia de la herencia terrenal que se deja después de la muerte, la herencia o legado espiritual se imparte a lo largo de la vida mediante palabras y acciones que glorifican al Señor. Desde el momento en que un niño nace, los padres tienen la oportunidad de volcarse en esa joven vida. Pero recuerde que no se puede dar lo que no se tiene. Por eso los padres y abuelos deben desarrollar primero su propia vida espiritual para poder invertir en la vida de sus hijos.
Hay muchos tesoros espirituales que podemos dejarle a nuestros hijos que tendrán un impacto duradero en sus vidas. El Dr. Stanley comparte cómo podemos inculcar:

  • El deseo de seguir a Jesucristo
  • La reverencia por la Palabra de Dios
  • El entendimiento de cómo escuchar al Señor
  • Un patrón de obediencia
  • La fe que conquista las pruebas de la vida
  • Un corazón que perdona
  • Un estilo de vida ordenado
  • Un espíritu de servicio
  • Una mano generosa
  • Un amor sincero

Al abordar la tarea de dejar una herencia espiritual, pídale al Señor sabiduría para inculcarle a sus hijos la manera en que deben vivir y obedecer al Señor.